El último resplandor

Un último tiempo de sonrisas y alegrías
que aún continúan, no hay momentos que se puedan olvidar,
somos aire y polvo de tizas, que recorren esta instalación,
la que quedará gravada en nuestro interior.

Somos jóvenes que anhelan un futuro mejor,
el día a día lo enfrentamos con valentía,
por eso quedan aquí las marcas de adolescentes
sin medidas que buscan incesantes una salida.

Esta escuela solo sabrá que secretos se
esconden en cada rincón.
Recuerdos que yacen bajo secretos,
recuerdos que inundan toda memoria,
quedarán aquí como conmemoración de gloria.














Paredes empapeladas de rostros conocidos
y por conocer, recuerdos que siempre quedarán,
que nadie ya jamás olvidará.
Recorremos cada salón, mirando y escuchando
que en su interior quedarán grabadas mil y una generación.

Prisioneros de esta cárcel de tizas que nos enseño a soñar
y a poder volar, creemos en nosotros mismos
porque ella nos enseñó a aprender y a crecer
para ser lo que somos hoy,
adolescentes sin medidas que buscan incesantes una salida.

Lecciones que siempre recordaremos
momentos que nunca olvidaremos.
La vida está pasando ahora
y no hay historia si vos no estás.
Todavía queda un largo camino que recorrer
y no queremos que pase ese momento
porque tenemos ganas de seguir volando
y conocer aquello que no entendemos
porque somos adolescentes sin medidas
que buscan incesantes una salida.

Recuerdos que yacen bajo secretos,
recuerdos que inundan toda memoria,
quedarán aquí como conmemoración de gloria.
Recorremos cada salón, mirando y escuchando
que en su interior quedarán grabadas mil y una generación.

Adolescentes sin medidas que buscan incesantes una salida.

CAMPO NUESTRO

En lo alto de esas cumbres agobiantes
hallaremos laderas y peñascos,
donde yacen metales, momias de alga,
peces cristalizados;
pero jamás la extensa certidumbre
de que antes de humillarnos para siempre,
has preferido, campo, el ascetismo
de negarte a ti mismo.
Fuiste viva presencia o fiel memoria
desde mis más remota prehistoria.
Mucho antes de intimar con los palotes
mi amistad te abrazaba en cada poste.
Chapaleando en el cielo de tus charcos
me rocé con tus ranas y tus astros.
Junto con tu recuerdo se aproxima
el relente a distancia y pasto herido
con que impregnas las botas... la fatiga.
Galopar. Galopar. ¿Ritmo perdido?
hasta encontrarlo dentro de uno mismo.
Siempre volvemos, campo, de tus tardes
con un lucero humeante...
entre los labios.
Una tarde, en el mar, tú me llamaste,
pero en vez de tu escueta reciedumbre
pasaba ante la borda un campo equívoco
de andares voluptuosos y evasivos.
Me llamaste, otra vez, con voz de madre
Y en tu silencio sólo halló una vaca
junto a un charco de luna arrodillada;
arrodillada, campo, ante tu nada.
Cuando me acerco, pampa, a tu recuerdo,
te me vas, despacio, para adentro...
al trote corto, campo, al trotecito.
Aunque me ignores, campo, soy tu amigo.
Entra y descansa, campo. Desensilla.
Deja de ser eterna lejanía.
Cuanto más te repito y te repito
quisiera repetirte al infinito.
Nunca permitas, campo, que se agote
nuestra sed de horizonte y de galope.
Templa mis nervios, campo ilimitado,
al recio diapasón del alambrado.
Aquí mi soledad. Esta mi mano.
Dondequiera que vayas te acompaño.
Si no hubieras andado siempre solo
¿todavía tendrías voz de toro?
Tu soledad, tu soledad... ¡la mía!
Un sorbo tras el otro, noche y día,
como si fuera, campo, mate amargo.
A veces soledad, otras silencio,
pero ante todo, campo: padre-nuestro.

INVENTARIO GALANTE

Tus ojos me recuerdan
las noches de verano,
negras noches si luna,
orilla al mar salado,
y el chispear de estrellas
del cielo negro y bajo.
Tus ojos me recuerdan
las noches de verano.
Y tu morena carne,
los trigos requemados,
y el suspirar de fuego
de los maduros campos.

Tu hermana es clara y débil
como los juncos lánguidos,
como los sauces tristes,
como los linos glaucos.
Tu hermana es un lucero
en el azul lejano...
Y es alba y aura fría
sobre los pobres álamos
que en las orillas tiemblan
del río humilde y manso.
Tu hermana es un lucero
en el azul lejano.

De tu morena gracia
de tu soñar gitano,
de tu mirar de sombra
quiero llenar mi vaso.
Me embriagaré una noche
de cielo negro y bajo,
para cantar contigo,
orilla al mar salado,
una canción que deje
cenizas en los labios...
De tu mirar de sombra
quiero llenar mi vaso.

Para tu linda hermana
arrancaré los ramos
de florecillas nuevas
a los almendros blancos,
en un tranquilo y triste
alborear de marzo.
Los regaré con agua
de los arroyos claros,
los ataré con verdes
junquillos del remanso...
Para tu linda hermana
yo haré un ramito blanco.

ÁRBOL DE FUEGO

Son tan vivos los rubores
de tus flores, raro amigo,
que yo a tus flores les digo:
"Corazones hechos flores".

Y a pensar a veces llego:
Si este árbol labios se hiciera...
¡ah, cuánto beso naciera
de tantos labios de fuego...!

Amigo: qué lindos trajes
te ha regalado el Señor;
te prefirió con su amor
vistiendo de celajes...

Qué bueno el cielo contigo,
árbol de la tierra mía...
Con el alma te bendigo,
porque me das tu poesía...

Bajo un jardín de celajes,
al verte estuve creyendo
que ya el sol se estaba hundiendo
adentro de tus ramajes.

¿POR QUÉ CANTAMOS?

Si cada hora viene con su muerte
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil

usted preguntará por qué cantamos

si nuestros bravos quedan sin abrazo
la patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aún que explote la vergüenza

usted preguntará por qué cantamos

si estamos lejos como un horizonte
si allá quedaron árboles y cielo
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro

usted preguntará por qué cantamos

cantamos porque el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino

cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos

cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota

cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta

cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza.

UN PÁJARO CANTA

Canta un pájaro no sé dónde
Debe ser tu alma siempre en vela
Que entre los soldados se esconde
Su canto me encanta y desvela

Escucha canta tiernamente
No sé desde qué rama canta
Mas noche y día eternamente
Semana y domingo me encanta

Qué decir del pájaro que ama
Su transformación milagrosa
Del alma que canta en la rama
De amor en cielo y cielo en rosa

Ave del soldado es amor
y es mi amor una hermosa niña
La rosa es menos bella y por
Mí solo el pájaro azul trina

Ave azul como el corazón
Azul que entre mi pecho llora
Haz que oiga tu dulce canción
La funesta ametralladora

Que restalla en la lejanía
Siembran astros con su canción?
Va así la noche va así el día
Amor azul como mi corazón


El Gran Quizá Miles & Alaska Y.

"Antes de llegar aquí, durante mucho tiempo pensé que la manera de salir del laberinto era fingir que no existía, construir un mundo pequeño auto-suficiente, en un rincón trasero del interminable dédalo y fingir que no estaba perdido, sino en casa. Pero eso sólo me condujo a una vida solitaria, acompañado únicamente por las ultimas palabras de los que ya habían muerto, así que llegue aquí buscando un Gran quizá, y una vida más que menor. Luego metí la pata y el Coronel metió la pata y Takumi metió la pata y ella se nos fué cuando no estábamos prestando atención. Y no hay manera de decir las cosas que suene menos fuerte: ella se merecía mejores amigos.
"Cuando ella falló hace muchos años, cuando era una niña pequeña aterrada hasta la parálisis, callo en el enigma de ella misma. Y yo podía haber hecho lo mismo, pero vi a donde la condujo a ella. Así que todavía creo en el Gran quizá y puedo creerlo a pesar de haberla perdido.
"Porque no la olvidare, si. Aquello que se unió se deshará de manera lenta, imperceptible. Y yo olvidaré, pero ella perdonará mi olvido, así como yo la perdono por olvidarme a mi y al Coronel  y a todos los demás, excepto a ella misma y a su madre en los últimos momentos que vivió como persona. Ahora se que me perdona por ser tonto y temeroso y hacer aquello que era tonto y temeroso. Sé que me perdona, como su madre la perdona a ella. Y es así como sé: " Al principio pensé que estaba solamente muerta. Sólo oscuridad. Sólo un cuerpo al que se estaban comiendo los bichos. Pensé mucho en ella de esa manera, como si fuera el almuerzo de alguien. Lo que había sido ella, los ojos verdes, la sonrisa medio burlona, las curvas suaves de sus piernas, pronto serían nada, solo los huesos que nunca vi. Pensé en el lento proceso de convertirse en huesos y luego en fósil y luego en carbón, el cual, millones de años después, seria extraído de las minas por los humanos del futuro. Ellos calentarían sus hogares con ella y ella seria el humo que saldría ondulante de una chimenea, recubriendo la atmósfera. A veces pienso todavía que quizá la " vida después de la vida" es solo algo que inventamos para aminorar el dolor de la pérdida, para volver soportable nuestro tiempo en el laberinto. Quizá era solo materia y la materia se recicla.
"Pero, a fin de cuentas, no creo que haya sido solo materia. El resto de ella se debe reciclar también. Ahora creo que somos más grandes que la suma de nuestras partes. Si tomas el código genérico de Alaska y añades sus experiencias y las relaciones que tuvo con la gente y luego tomas el tamaño y la forma de su cuerpo, no la podrías concebir de nuevo. Habría algo más del todo. Hay una parte de ella más grande que la suma de sus partes conocidas. Y esa parte se tiene que ir a algún lado, porque no se puede destruir." Aun cuando nadie me acusara de ser un buen alumno de ciencias, una cosa que aprendí de esa clase es que la energía no se crea ni se destruye. Y si Alaska dio cuenta de su propia vida, esa es la esperanza que desearía poderle haber dado. Olvidar a su madre , fallarle a su madre y a sus amigos y a ella misma, son todas cosas horrorosas, pero no necesitan plegarse y auto-destruirse. Esas cosas horrorosas pueden sobrevivirse, porque somos tan indestructibles como queramos creerlo. Cuando los adultos dicen: " los adolescentes piensan que son invencibles" , con esa sonrisa mañosa y estúpida en sus rostros, no saben cuan en lo correcto están. Necesitamos no perder nunca la esperanza, porque nunca nos rompemos de modo irreparable. Pensamos que somos invencibles porque lo somos. No podemos nacer y no podemos morir. Como toda la energía, solo podemos cambiar formas, tamaños y manifestaciones. Ellos olvidan eso al envejecer. Temen perder y fracasar. Pero esa parte nuestra, mas grande que la suma de nuestras partes, no puede nacer y no puede morir, así que no puede fracasar. 
" Así que sé que ella me perdona, como yo la perdono a ella. Las ultimas palabras de Thomas Alva Edison fueron: " Es muy hermoso allá" . No sé donde quede allá, pero creo que es en alguna parte, y espero que sea hermoso."  

Cuento "Las reliquias de la muerte"


Cuento "Las reliquias de la  muerte"

Cuenta la historia: “había una vez tres hermanos que viajaban por un camino sinuoso y solitario, al atardecer. De pronto los hermanos llegaron a un rio demasiado traicionero para cruzarlo. Pero siendo diestros en el arte de la magia los tres hermanos solo usaron sus varitas para crear un puente. Sin embargo, antes de pasar, una figura encapuchada bloqueó su camino, era la muerte, y se sintió defraudada porque los viajeros normalmente se ahogaban en el rio. Pero la muerte era astuta. Fingió felicitar a los tres hermanos por su magia y les dijo que se habían ganado un premio por ser lo bastante listos para evitarla. El mayor, pidió una varita más poderosa que cualquiera que existiera, y la muerte se la fabricó de un árbol de Sáuco que estaba cerca . El segundo hermano decidió que quería humillar a la muerte aún más, pidió el poder de traer a seres amados desde la tumba. Así la muerte tomo una piedra del rio y se la entregó. Finalmente, la muerte giró hacia el tercer hermano, un hombre humilde. Él pidió algo que le permitiera irse de ese lugar evitando que la muerte lo siguiera, la muerte de mala gana, le dio su propio manto de invisibilidad. El primer hermano viajo a un poblado distante y con la varita de Sáuco en la mano mató a un mago con quien una vez había peleado. Ebrio con el poder que le había dado la varita, presumió ser invencible. Pero esa noche, otro mago le robó la varita y le cortó el cuello de lado a lado. Y la muerte reclamó al primer hermano. Mientras, el segundo hermano fue a su hogar donde tomó la piedra y la giró tres veces en su mano. Para su deleite, la mujer con la que había querido casarse antes de su repentina muerte, apareció frente a él, pero pronto se volvió triste y fría, pues ya no pertenecía al mundo de los mortales. Llevado a la locura por su tristeza, el segundo hermano se quitó la vida para estar con ella, y la muerte se llevó al segundo hermano. Al tercer hermano la muerte lo buscó por muchos años, pero nunca pudo encontrarlo, solo cuando llegó a una edad muy avanzada, el hermano más joven se quitó el manto de invisibilidad y se lo dio a su hijo. Recibió a la muerte como a una vieja amiga y fue con ella con gusto, dejando esta vida como iguales.

No te enamores de una chica que escriba

No te enamores de una chica que escriba- Laura Solórzano A Barrone del Sur. Nunca jamás pienses que te puedes enamorar de una chica que escriba. Tampoco la escuches o prestes mucha atención a lo que dice. Enamórate de una simple, sencilla y que tenga mala ortografía, ella te dará alegría sin sabor, de esa que no despierta emoción. En cambio, una chica que escriba, sería capaz de narrar la historia más aburrida y hacerla parecer divertida, interesante, ocurrente. Esa que escribe hasta en una servilleta, será capaz de moverte algo más que el piso. Sal con una chica que solo se preocupe por su aspecto, te vendrá bien en todas esas fotos y reuniones del trabajo. Tu mamá dirá que podrán tener hijos hermosos y que ella se dedicará a cuidarlos cuando llegue el momento. Una chica que escribe, en cambio, podría hacerte pasar momentos incómodos cuando decida reírse de alguna tontería en la calle, cuando recuerde algún cuento o cuando decida ser ella misma en alguna fiesta y convertirse en una persona interesante llena de cuentos y aventuras que solo conoce por las páginas que escribe. Disfruta de tu vida con una chica cualquiera, sencilla y simple. Tendrás una vida sin preocupaciones y sin montañas rusas emocionales. Siempre sabrás qué esperar y cómo, disfrutarás del sexo matutino en la única posición que sabe, porque de todas maneras sentirá placer y tú también. Deja de lado a aquella chica que escribe, atrevida y oculta detrás de sus letras. Esa que es capaz de mostrar su lado más salvaje cuando se siente cómoda y aceptada porque será ese, aunque no lo creas, su momento de mayor sensualidad. Ella, la chica que escribe, que lee, que disfruta, que crea historias será un reto. Mantenerla a tu lado no será cuestión sencilla. Disfrutará, probablemente, del cine “raro” y preferirá comprar libros antes que vestidos, pero aun así podrás encontrarla un día vistiendo solo sus lentes y algún libro que le guste porque así se lee mejor. Cuando nada te incomoda. Cuando solo la piel te acompaña. En cambio, aquella chica que no escribe ni siquiera un papel para decirte que la esperes, será mucho más fácil de mantener, llévala a fiestas ruidosas y llenas de gente plástica que solo asiste a aquellos lugares para que el ruido de la música les impida escuchar la tristeza de sus pensamientos. Conquista a una mujer que no escriba, ella será fácil a la hora de consentirla y hacerle regalos, para ella será solo cuestión de rosas y chocolates, sin esperar más allá. Piensa que, si te enamoras de una que escribe, deberás buscar libros, tulipanes, chocolates diferentes, obras de teatro o sencillamente una tarde en un parque. Para ella cualquier regalo podría ser especial, pero no sabes qué es «cualquier regalo» porque sabes que ella retará tu creatividad. En fin, enamórate. Enamórate de la que irrumpa en tus sueños cuando menos lo esperes, enamórate de esa que te rete. Conquista a esa mujer que, sin darse cuenta, ya entró en tu cabeza y no la puedes ni quieres sacar. Enamórala porque te la imaginas en tu casa, contigo a tu lado. Enamórala con frases inesperadas, con música que te conecte a ella, con deseos y mensajes que llegan a deshora solo para recordar que la extrañas. Enamórense. Pero si descubres que ella es mucho para ti porque reta demasiado tu mente, corre a buscar a la chica que no escribe, pero antes déjale una nota a quién te robó el pensamiento para que esté enterada que será pronto el momento de colocar punto final a otra historia. Y si el caso es contrario, si descubres que tu vida está al lado de aquella que escribe, corre con un ticket del metro y un mensaje, entra en su biblioteca y déjaselo en el libro de turno, ¡Sorpréndela sin mentirle!

El seminarista de los ojos negros

  EL SEMINARISTA DE LOS OJOS NEGROS

Desde la ventana de un casucho viejo
abierta en verano, cerrada en invierno
por vidrios verdosos y plomos espesos,
una salmantina de rubio cabello
y ojos que parecen pedazos de cielo,
mientas la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo,
marchan en dos filas pausados y austeros,
sin más nota alegre sobre el traje negro
que la beca roja que ciñe su cuello,
y que por la espalda casi roza el suelo.

Un seminarista, entre todos ellos,
marcha siempre erguido, con aire resuelto.
La negra sotana dibuja su cuerpo
gallardo y airoso, flexible y esbelto.
Él, solo a hurtadillas y con el recelo
de que sus miradas observen los clérigos,
desde que en la calle vislumbra a lo lejos
a la salmantina de rubio cabello
la mira muy fijo, con mirar intenso.
Y siempre que pasa le deja el recuerdo
de aquella mirada de sus ojos negros.
Monótono y tardo va pasando el tiempo
y muere el estío y el otoño luego,
y vienen las tardes plomizas de invierno.

Desde la ventana del casucho viejo
siempre sola y triste; rezando y cosiendo
una salmantina de rubio cabello
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

Pero no ve a todos: ve solo a uno de ellos,
su seminarista de los ojos negros;
cada vez que pasa gallardo y esbelto,
observa la niña que pide aquel cuerpo
marciales arreos.

Cuando en ella fija sus ojos abiertos
con vivas y audaces miradas de fuego,
parece decirla:  —¡Te quiero!, ¡te quiero!,
¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!
¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero!
A la niña entonces se le oprime el pecho,
la labor suspende y olvida los rezos,
y ya vive sólo en su pensamiento
el seminarista de los ojos negros.

En una lluviosa mañana de inverno
la niña que alegre saltaba del lecho,
oyó tristes cánticos y fúnebres rezos;
por la angosta calle pasaba un entierro.

Un seminarista sin duda era el muerto;
pues, cuatro, llevaban en hombros el féretro,
con la beca roja por cima cubierto,
y sobre la beca, el bonete negro.
Con sus voces roncas cantaban los clérigos
los seminaristas iban en silencio
siempre en dos filas hacia el cementerio
como por las tardes al ir de paseo.

La niña angustiada miraba el cortejo
los conoce a todos a fuerza de verlos...
tan sólo, tan sólo faltaba entre ellos...
el seminarista de los ojos negros.

Corriendo los años, pasó mucho tiempo...
y allá en la ventana del casucho viejo,
una pobre anciana de blancos cabellos,
con la tez rugosa y encorvado el cuerpo,
mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

La labor suspende, los mira, y al verlos
sus ojos azules ya tristes y muertos
vierten silenciosas lágrimas de hielo.

Sola, vieja y triste, aún guarda el recuerdo

del seminarista de los ojos negros..

Con el tiempo aprendí...

Que hay que creer en hechos, no en
palabras. Que grandes amigos pueden
volverse grandes desconocidos. Aprendí,
que estar enamorado es la más bella de
las locuras. Que cuando las palabras fallan,
la música habla. Que no importa que tan 
fuertes seamos, todos en algún momento
necesitamos un abrazo. Que la palabra
escrita, escrita se queda. Que quien te
quiere te busca, piensa en ti, lo demuestra.
Que no hay arma más poderosa que las 
palabras. Aprendí, que los amigos pueden
contarse con los dedos. Que una sonrisa
tiene el poder de cambiar el mundo.
Que si quieres algo, tienes que levantarte
e ir tras ello. Y sobre todo, he aprendido
que en la vida, no se trata de ser perfecto,
se trata de ser feliz.

✝Silent✝    ~nnmg~

¡Sigo vivo!

Perdoné errores casi imperdonables. Intente
sustituir personas insustituibles y olvidar
personas inolvidables. Me decepcioné de
personas que pensé que nunca me decepcionarían.
Sonreí cuando no podía. Hice amigos eternos.
Lloré oyendo música y viendo fotos. Llamé solo
para escuchar una voz. Pensé que me moría de 
tanta tristeza. Tuve miedo de perder a alguien
especial. ¡Pero sobreviví! ¡Y todavía sigo vivo!
Aprendí que a veces el que arriesga no pierde
nada, y que perdiendo también se gana.

✝Silent✝    ~nnmg~

Vive...

¿Por qué sonreír?
Porque recuerda que mañana también sale el
Sol, porque recuerda que mañana también verás
a esa persona tan especial que te hace feliz
con una sola mirada, porque no sabes si mañana
puede ser el mejor día de tu vida o
simplemente mejor que ayer, sonreír porque tu
familia y amigos van a seguir estando ahí,
sonreír porque tienes a el/ella, sonreír
porque estás enamorado y si no, sonreír por la
posibilidad que te brinda la vida de conocer
nuevas personas, sonreír porque nos hace
sentirnos mejor física y emocionalmente,
sonreír porque las cosas siempre pueden salir
mejor.

✝Silent✝    ~nnmg~


Poema "las ventajas de ser invisible"

Una vez en una hoja amarilla de papel con rayas verdes
escribió un poema
y lo llamo “Chops”
porque así se llamaba su perro
Y de eso trataba todo
Y su profesor le dio un sobresaliente
Y una estrella dorada
Y su madre lo colgó en la puerta de la cocina
y se lo leyó a sus tías
Ese fue el año en que el padre Tracy

llevó a todos los niños al zoo
Y les dejó cantar en el autobús
Y su hermana pequeña nació
con las uñas de los pies diminutas y sin pelo
Y su padre y su madre se besaban mucho
Y la niña de la vuelta le envió una
tarjeta de San Valentín firmada con una fila de X
y él tuvo que preguntarle a su padre qué significaban las X
Y su padre siempre lo arropaba en la cama por la noche
Y siempre estaba ahí para hacerlo.

Una vez en una hoja blanca de papel con rayas azules
escribió un poema
Y lo llamo “Otoño”
porque así se llamaba la estación
Y de eso trataba todo
Y su profesor le dio un sobresaliente
y le pidió que escribiera con más claridad
y su madre nunca lo colgó en la puerta de la cocina
porque estaba recién pintada
Y los niños le dijeron
que el padre Tracy fumaba puros
Y dejaba colillas en los bancos de la iglesia
Y a veces las quemaduras hacían agujeros
Ese fue el año en que a su hermana le pusieron gafas
con cristales gruesos y montura negra
Y la niña de la vuelta de la esquina se rió
cuando él le pidió que fuera a ver a Papá Noel
Y los niños le dijeron por qué
su madre y su padre se besaban mucho
Y su padre nunca le arropaba en la cama por la noche
Y su padre se enfadó
cuando se lo pidió llorando.

Una vez en un papel arrancado de su cuaderno
escribió un poema
Y lo llamo “Inocencia: Una duda”
porque esa duda tenía sobre su chica
Y de eso trataba todo
Y su profesor le dio un sobresaliente
y lo miró fijamente de forma extraña
Y su madre nunca lo colgó en la puerta de la cocina
porque él nunca se lo enseñó
Ese fue el año en el que murió el padre Tracy
Y olvidó cómo
era el final del credo
Y sorprendió a su hermana
fajando con uno en el porche trasero
Y su madre y su padre nunca se besaban
ni siquiera se hablaban
Y la chica de la vuelta de la esquina
llevaba demasiado maquillaje
Que le hacía toser cuando la besaba
pero la besaba de todas formas
porque tenía que hacerlo
Y a las tres de la madrugada se metió él mismo en la cama
mientras su padre roncaba profundamente.


Por eso en el dorso de una bolsa de papel marrón
intentó escribir otro poema
Y lo llamo “Absolutamente nada”
Porque de eso trataba todo en realidad
Y se dio a sí mismo un sobresaliente
y un corte en cada una de sus malditas muñecas
Y lo colgó en la puerta del baño
porque esta vez no creyó
que pudiera llegar a la cocina.